ALTAR DE LOS RECUERDOS

Antes de empezar me reconozco culpable. Cuando joven era enamoradizo. Un cuerpo, un cabello, unos ojos, una piernas, un modo de caminar. Cualquier cosa me inspiraba para hacer una poesía, una canción o un requiebro. Mi verborrea servía para abrir camino a su “corazón”. Aunque creo que el corazón no estaba en el sitio que debía. Yo soy sensible, y era ardiente, conquistador y farrero, así que se mezclaba todo. Muchos amores pasaron sin pena ni gloria, aunque recuerdo todos, pero otros calaron profundamente y por mi mala cabeza no supe distinguirlos.

 

ALTAR DE LOS RECUERDOS

Quién te pudiera decir

que aquel amor ya murió

pero guardo silencio

pues no se mentir.

Y allá en mi pecho,

te guardo un altar

donde tengo los recuerdos

que un día me hicieron llorar.

Y a veces, cuando estoy fuerte

me paso por él a pensar.

Lloro en silencio

mientras recuerdo amores

que estando muertos

me hacen pensar

en bellos recuerdos

que no volverán.

 

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