Cosas sin importancia

Cosas sin importancia.

Si preguntáramos a muchas personas, que es importante para ellos, tendríamos infinidad de respuestas y la mayoría serían sobre su casa, el trabajo, la familia, el coche, la tele, etcétera, pero muy pocas nos dirían el agua, el aire, la tierra, la vegetación, ya que las considerarían cosas sin importancia, pues con abrir el grifo sale agua o simplemente comprando una botella, el aire incluso se acondiciona atemperándolo a voluntad, la tierra puede comprarse para las macetas y la pisamos cada día en parques y jardines, los vegetales comestibles pueden comprarse en las fruterías y las plantas en viveros. Esta normalización del consumo, nos ha hecho perder el aprecio a los orígenes.

Yo he bebido agua de lluvia de las pisadas de las reses en la Sabana en Venezuela cuando la sed me acuciaba. He estado en cuevas en las que el aire enrarecido se tornaba asfixiante. He vivido recogiendo vegetales en poblados indígenas. He apreciado el valor de la tierra fértil ante una tierra desolada. He sentido la importancia del medio en tierras arrasadas por las riadas, agrietadas por las sequías, viendo a las plantas y animales morir por las carencias. He visto y vivido zonas boscosas desbastadas por el fuego, dejando sin protección esas zonas ya que la flora se encarga de eliminar el detritus que nosotros expulsamos. Pero no nos damos cuenta de ello. He bebido de pequeños manantiales el agua pura y fresca que me ha llenado de vida. Me he asombrado de los caudales de las fuentes del Salto del Ángel en Venezuela. He sentido quejarse la Tierra con sacudidas y temblores. Y puedo asegurar que no son cosas sin importancia.

Parroquianos, se acerca el nuevo año, intentemos tomar conciencia del uso de los recursos naturales, apreciémoslos y respetemos la tierra.

Vicente José Gil Herrera

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