EL DÍA QUE YO ME MUERA

Quisiera, que el día que muera alguien recuerde esta poesía, o al menos alguna de las muchas que he hecho, y entonces estaré vivo mientras alguien la lea, mientras alguien me recuerde, y sobre todo si lo hace con un sentimiento placido de ternura, sin rencor ni odio, pero si está presente el odio me alegraré mucho, pues sigo dando por culo a pesar de haberme muerto.

 

                        EL DÍA QUE YO ME MUERA

 

El día que yo me muera

no quiero que nadie llore.

Por simple razonamiento

nadie me debe llorar,

pues aquel que me conozca

sabrá que hace ya tiempo

que espero yo mi final,

y al fin me siento contento

de esa mi meta alcanzar,

formar parte de los vientos,

de los cielos y del mar,

del sol que nutre a los campos,

de las tierras y las aguas,

y aquel que me haya querido

me sentirá que le acaricio

que le protejo y le ayudo

a donde pueda alcanzar,

y si escuchara en silencio

alguna poesía oirá

que le recuerde quien era

y cuanto le llegue a amar.

El que me odie por algo,

no tiene por qué llorar.

Para aquel que no conozco

ninguna mella le hará.

Y por eso es que les digo

que nadie habrá de llorar.

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