De mi libro “VIVIR O MORIR EN CANAGUÁ” Disponible en Amazon
MITOS Y LEYENDAS.
─Bueno, quedamos ayer que iba a seguir contando leyendas. Y a la vez intentaré que ustedes conozcan algunos mitos de sus antepasados, pienso que somos lo que heredamos, asimilamos y conseguimos mejorar en el tiempo, pero sin olvidarnos de nuestras raíces.
»Aquellos antiguos pobladores tenían muchas deidades, casi una para cada cosa. Era su modo de tener a quien dirigirse para invocar mejores cosechas, sanaciones, beneficios y también a quien culpar e intentar conseguir su perdón en caso de desgracias. Hacían ofrendas para conseguir su favor o desagraviar a los dioses enfadados u ofendidos.
»Uno de ellos era Kuai-mare, el Dios principal de los Waraos, o lo que es lo mismo “El Feliz que Habita Arriba”, sus largas orejas llegaban al oriente y al occidente, era negro, con grandes ojos y cabellos muy largos, lucía unos zarcillos que brillaban como el oro pulido, y vestía una túnica finísima que flotaba en el aire y producía la brisa que agitaba los árboles y el agua de los ríos; al caminar producía temblores en la tierra. Y era el creador de los espíritus buenos y malos. Los creaba de un tipo u otro, en función del comportamiento de los hombres.
»Distintos historiadores de Latinoamérica lo explican de modos diferentes, hablando de las deidades y en algunos casos usan nombres distintos, es interesante leerlos, ya que nos dan una perspectiva muy instructiva de lo que era esa época y la herencia que hemos recibido de ella:
» ([1]) Muy lejos de la tierra y por encima de ella, está el mar de arriba, que es de color azul y tiene el agua del fondo cuajada y espesa, para que no pueda derramarse sobre el mundo habitado por los Waraos. Los cerros y las montañas de arriba se ven desde aquí como nubes blancas y en ellas tienen los “zamuros”[2] sus conucos, en los cuales cultivan yuca, ñame, plátanos y otros frutos, cuyas semillas fueron arrojadas desde allí a los hombres, hace muchas lunas, por el gran zamuro Kokou y por eso las gentes poseen desde entonces conucos iguales a los de aquella tierra.
» ([3]) Se afirma en el mito que el gran zamuro blanco Bure-kua-mana manda sobre todos los demás que salen a pasear y pescar en sus “Curiaras” por el mar de arriba. Todo lo que pescan los “zamuros” y lo que recogen de sus plantaciones lo entregan luego al gran espíritu Kaui-mare del que son servidores. Y culmina este mito afirmando: “Es este gran Jebu el más poderoso de los espíritus, porque ha creado todas las cosas que existen y también a los otros jebus o espíritus malos”.
»Amalivaca, era el Dios creador del Mundo y de los hombres. En la mitología indígena, se encargó de crear la humanidad, el rio Orinoco y el viento. Cuando creó a los hombres, los hizo inmortales, pero debido a su mal comportamiento, guerreando, robando, asesinando a sus vecinos y no respetando la naturaleza, los tornó mortales.
»Si os fijáis es otra versión distinta a la de Adán y Eva, y mucho más antigua los Waraos se remontan a más de dieciséis mil años de antigüedad. Hay enormes coincidencias entre los mitos y leyendas de los aborígenes del Mundo, y la religión cristiana, por no meterme en otras. Cabe la posibilidad que al transmitirse de boca en boca, se hubieran ido transformando y se cuenten en forma diferente los mismos hechos. Pero también es posible, que religiones actuales “cultas” los hayan incorporado después con el ánimo de rellenar huecos y dar credibilidad a sus historias. No voy a entrar a evaluar eso. Solo lo digo para aquellos que piensan que los nativos eran ignorantes y creían en cosas imposibles. Los cristianos también creen en cosas así.
»Cuentan que hace muchísimo tiempo, hubo una inundación que asoló el Mundo, y Amalivaca, decidió recorrer la tierra en una “Curiara”[4]con su hermano Vochi y sus dos sobrinas. A su paso, fueron reparando todos los destrozos que había causado el diluvio, aunque muchos de ellos, carecían de la posibilidad de ser arreglados, pues flotaban en las aguas cadáveres de personas y animales que habían perecido ahogados, o bien por inanición, enfermedades o frío, golpes, cansancio u otras causas. Después de mucho tiempo, y de un larguísimo recorrido, divisaron a una pareja de humanos que habían sobrevivido por haberse encaramado en el pico Tepumereme, ubicado en lo alto de la cordillera andina. El poderoso dios Amalivaca, al llegar al pico, dibujó el sol y la luna, y ayudado por su familia, hizo que comenzara a resurgir el mundo.
»Pero sus sobrinas expresaron sus dudas de como ellas, podrían volver a repoblar la humanidad, porque Amalivaca les había explicado que esa sería su importante labor. A lo que Amalivaca les dijo:
»Tomen los frutos del único “moriche”[5] que ha sobrevivido, el árbol de la vida, y arrójenlos hacía atrás por encima de su hombro.
»Obedecieron y los lanzaron desde lo alto de la montaña. Y de cada semilla que caía en la tierra, se creaban en forma inmediata un hombre y una mujer, y así se fue repoblando el mundo. Creando poblados y tribus formadas por clanes familiares. Y desarrollaron la agricultura, la pesca, la caza, la confección de canastas y cestos. Y guerrearon unos pueblos con otros, hasta que un buen día vieron aparecer en el horizonte unas raras y enormes “Curiaras” cargadas de gentes blancas, cubiertas de vestimentas relucientes y largos pelos en la cara, que con armas que escupían fuego, fueron matando a los Tamanacos. Se callaron las flautas y dejó de sonar la música, los tambores enmudecieron, la vida cambió para peor, muchos murieron por defender sus tierras y pueblos, otros fueron hechos prisioneros y esclavizados, perdieron su libertad y en muchos casos sus creencias. Rogaron en petición de auxilio a sus dioses, pero no recibieron la ayuda esperada, oraban a sus deidades ocultándose de los invasores, y su vida fue diferente, pero el Sol y la Luna dibujada por Amalivaca, ha permanecido hasta nuestros días.
El Viejo Colombiano me miró con escepticismo. En sus ojos se reflejaban las llamas de la fogata, lo cual le daba un aspecto extraño, casi siniestro, y sentí que albergaba una incredulidad.
─Dime Parrita ¿Cuál es la duda?-
─Que no sé cómo podían creer en esas vainas.
─Te he visto santiguarte en la mañana y la noche. ¿Eres católico?
─Si. Me enseñaron mis padres de “carajito”[6].
─¿Crees en la Virgen María y en la Resurrección de Cristo?
─Si. De otro modo no sería católico.
─¿No piensas que es increíble que María, la madre de Dios quedara preñada sin tener contacto con un hombre? ¿Y que Cristo resucitara de entre los muertos?
─Es un dogma de fe.
─Pienso que tan disparatado podría ser lo que pensaban los antiguos indígenas, como lo que aceptan los files de muchas religiones, no solo de la católica. Creo, que lo importante es el respeto a las creencias de otros, debido a que en su momento se utilizaron como un sistema para conducir la conducta de las personas de su época. Es importante que aprendamos a respetar las dogmas de los otros seres humanos, pues cosas que desde nuestra cultura nos parecen absurdas, desde otras no lo son.
»¿Has visto a Dios?
─ ¡No!. Pero existe.
─ ¿Porque te lo dijeron los curas?
─Mis mayores. Toda la gente.
─Para mí ahora, lo que cuenta es que no lo has visto y crees en Él. ¿No piensas que es tan increíble como el Dios Amalivaca?
─A lo mejor es el mismo llamado de otra forma─ Dijo Parrita.
─¿Y si éste es tan poderoso que lo puede todo, hasta despertar a los muertos, por qué el otro siendo el mismo con distinto nombre no puede ser todopoderoso?
Todos estaban callados, no sé si meditando sobre lo contado, o intentando digerir si creer o asustarse. Se formaron conversaciones entre ellos. El día había sido plomizo y con pocos resultados prácticos. Seguí comentando:
─Sin quererlo, Parrita nos ha desvelado una posibilidad importante. ¿Es posible que todos los dioses sean uno solo al que se llama por distintos nombres? ¿No creen que si hubieran varios estarían luchando por tener la hegemonía, al igual que hacemos los hombres? No voy a entrar a plantear una discusión de si Dios existe o no. Solo quiero constatar que hechos iguales son descritos de diferentes formas y en distintas épocas, como ocurre con el Diluvio Universal. Curiosamente, algunos pueblos andinos lo describen con dioses diferentes y acontecimientos similares. Creo que lo importante es que cada uno crea en algo, y que todos lo respetemos. Algún día os lo contaré.
[1] divulgado por Manuela M de Cora (1972),
[2] Buitres.
[3] Alba Zero
[4] Canoa indígena.
[5] Tipo de palmera.
[6] Forma vulgar de decir de niño. Más educada es la expresión de “carricito”.