¿EL AMOR ES COSA DE DOS?
Desde siempre, y durante toda mi vida, he escuchado esa frase a modo de sentencia.
Siempre callé, ya que no me gusta discutir, y menos con personas mayores, que por lo general eran los “conferenciantes” que las difundían, y me refiero a ellos como conferenciantes, porque por lo general, ese era el título y venía acompañado de una perorata de evidencias empíricas, quizá heredadas de sus ancestros, o simplemente escuchadas de sus vecinas o en el mercado.
Me gusta respetar las opiniones de los demás, sus creencias, sus verdades absolutas, mientras que no intenten imponérmelas. Adoro las conversaciones inteligentes donde se respetan las ideas y criterios, aunque se rebatan con lógica, mesura, y sin deseo de imposición de las “verdades propias”.
El amor.
¡Oh mal entendido vocablo!
Y peor asimilado.
El amor es universo
que debe abarcarlo todo.
Quizá con distintos grados,
quizá con distintos nombres.
A una mujer o un infante,
a tu padre o a tu madre,
a las plantas y animales
al sol, la luna y estrellas,
a la naturaleza entera.
Pero también es de uno,
del que sufre enamorado
sin atreverse a decirlo
por miedo a un desengaño
muriendo en su cobardía.
Del que mirando a la luna
escribe bellas poesías
por estar enamorado
de ese torrente de plata
que le inunda cada noche
sin esperar recompensa.
Incluso el odio es amor,
un amor que incomprendido
que ha roído el corazón,
por un desprecio vivido
o mala interpretación.
También lo es el olvido,
pues nadie olvida del todo
aquello que se ha querido.
Ay, amor, denostado o ensalzado
según se sienta el momento.
Motivo de grandes guerras,
de ansiedades y locuras,
de gestas y de ataduras,
venturas y desventuras.
Que pobre mi inteligencia,
que cuando intento encuadrarte
casi pierdo la cordura.
He amado, amo y amaré,
no he odiado al amor
o a quien me lo entregó
aunque fuera con reservas
al fin y al cabo era amor.
Nunca he olvidado uno
y dudo que aun cuando muera
pueda encontrar el olvido,
El amor es energía y nunca se destruirá.
Vicente José Gil Herrera.