En ocasiones, a pesar de tener una elocuencia aceptable, me he sentido incapaz de hacer comprender a alguien mis sentimientos. Y ello a pesar de ser intensos, hasta el punto de alterar mi funcionamiento vital. Llegado a ese punto, es preferible optar por retirarse, ya que la ofuscación solo conduce a distanciar más a las personas. Y a mi entender, es preferible quedar como amigos, a producir un rechazo porque la otra persona se pueda sentir acosada, aunque no sea esa la intención. Algunos prefieren insistir, buscando conseguir con la persuasión aquello que no ha conseguido el amor. Antiguamente se solía decir, “Casaros que el amor vendrá luego” A mi humilde entender, el amor se produce o no al poco de conocerse. Conseguir la tolerancia en la pareja y respetar los gustos del otro, no creo que sea amor. El amor, lo envuelve todo. En este caso, la persona comprendió meses después el sentimiento que le ofrecí. Pero ya era tarde, mi corazón se había curtido en la decepción y aquel hermoso momento ya no existía.
¿COMPRENDERÁS?
Quizás no comprendas nunca,
cuán difícil de entender
lo que siente el corazón.
Si las palabras no logran
expresar un sentimiento.
Si las palabras no dicen
lo que yo siento por dentro.
Si son tan inexpresivas
como lo es el silencio.
Si cuando hablo no oyes
y solo escuchas por dentro.
¿Por qué no miras mis ojos?
¿Por qué no miras mis manos?
¿Por qué no escuchas mi tono?
Si mis ojos sin palabras
te dicen mis sentimientos.
Si mis manos en silencio
te indican mi sufrimiento.
Si con mi tono de voz
te digo que no te miento.
Quizás comprendas un día
que cuando digo un te quiero,
yo te ofrezco un universo.
Que cuando digo mi amor,
yo te ofrezco un mundo entero
Inundado de mi amor.
Que cuando guardo silencio,
te ofrezco en un ramillete
estrellas del universo.
Que cuando miro a tus ojos,
como una rosa de amor
yo siento tus labios rojos.
Quizás no comprendas nunca
cuán difícil el entender
lo que siente el corazón.
Vicente José Gil Herrera