Hablar en serio y en broma, es carácter español. Hay que poner sal a la vida, pequeños toques de miel, si se quieren comentar verdades que a muchos duelen hay que intentar endulzar.
CONQUISTADO
Aunque les cueste creerlo. Yo les puedo asegurar, que hubo tiempo en que era joven, y no era mal parecido. Romántico empedernido, me enamoré muchas veces. En unas solo miradas, admiración y deseos. En otras con carantoñas, que avivaban la pasión. En muchas tiernos momentos que van formando los tiempos. En ocasiones más largas, pues duraron muchos tiempos. Más nunca tuve ninguna que fuera de un solo instante, buscaba amor y no sexo.
Amé con profundidad. Estoy seguro que nunca conquisté a una mujer. Son ellas las que nos hacen sentirnos conquistadores, cuando en realidad somos solo meros conquistados, y en el argot del guerrero siempre RENDIMOS LA PLAZA. Lo comprendí, lo acepté, y eso me hizo sentir feliz. Y ahora, a pesar del tiempo, y aun sintiéndome vencido, que nunca conquistador, yo reconozco sus méritos y en lo profundo del alma les rindo mi pleitesía y aún conservo su amor
Sin embargo, con frecuencia, suelo leer y escuchar de “grandes conquistadores” que presumen de Don Juanes. Callo, sonrió en silencio, con risa disimulada para que no me lo noten y me abstengo de opinar. Ya que no quiero ofender. Pero a veces, ya no me puedo callar, cuando alguno de mujeres suelen hablar entre ellos. Y por desgracia lo hacen en tonos tan despectivos, como si fueran objetos, como de piezas de caza, como cosas para usar. Siento que hierve mi sangre, y eso me hace explotar. Y es malo que el manso brame, pues si se llega a enfadar, es peor que toro bravo cuando te intenta atacar.
Respeto a todos los seres, incluidos “los Don Juan”. A los hombres, por ser hombres y parte de la creación. Pero amo a las mujeres. A todas sin excepción. Por ser madres, quizá hermanas, novias, amantes, esposas, por ser bellas y graciosas, por endulzarnos la vida con discordias y con amor, por tener la resistencia de la que el hombre carece. Por genética perfecta ¿Han visto a un hombre parir? Por su don de percepción. Por tantas y tantas cosas, que me resulta imposible el intentar describirlas. Tienen la mente más clara y no olvidan nuca nada. En discusión no se gana, y no me debo alargar.
Debo pedirles perdón, cuando dije, que las amaba a todas sin excepción. Pues tuve en tiempo una suegra, que hace tiempos que murió, y les juro que yo creo que no la quiso ni Dios. Cuando llegara al infierno, seguro que la montaron que se fuera en ascensor. Así que no me pregunten, pues no sé dónde acabó. Y tengo el temor que barrunte que estoy hablando de ella, y seguro que regresa a causarme comezón.
Vicente José Gil Herrera