Culpable de mucho amar.
Si existe un Juicio Final, cuando me llegue el momento culpable me encontraran. Y si me preguntara el juez, simplemente le diré que no he venido a mentir. Soy culpable señoría, un reo por mucho amar. Me enamoré varias veces ¿Por qué lo voy a negar? Y en cada amor que viví, bebí cien copas distintas con esencias diferentes que apure hasta el final, de amor, lujuria, de desenfreno y ternura, de placer y de locura, de ansias y de tortura, y tantas y tantas cosas que no le quiero cansar. No me arrepiento de ello, pues el sentir en mis manos los sentimientos cautivos que salían por los vellos erizados y los poros sudorosos de mi amada, me hizo subir a los cielos. ¿Cómo renunciar a gozos producto de los suspiros y los quejidos sentidos de quien me daba su amor? ¿Cómo puedo arrepentirme de que llenaran mi pecho y hacerlo sentir henchido por estar lleno de amor? ¿Cómo olvidar esos besos que intercambiaban las almas entremezclando a los dos? ¡Hay! ¿Cómo puedo arrepentirme e haber vivido mil vidas borracho de tanto amor? ¿Cómo ignorar sentimientos que ilusionaron mi vida con gozos de ensoñación? ¿Cómo perder los recuerdos de aquellos bellos momentos mirando sus lindos ojos? ¿Cómo mentirle diciendo que me encuentro arrepentido de haberme sentido a veces casi, casi como Dios? No me importa la condena, no me arrepiento de nada, pues si volviera a vivir, otras mil veces lo haría. Soy culpable de silencios, cuando debía exclamar que me estaba haciendo daño una palabra mal dicha, un gesto de indiferencia, un despreció o una caricia no realizada al momento. Yo, que juego con palabras, que las engalanó o embellezco, que las retuerzo para que todos comprendan lo que he querido decir, que les doy varios sentidos para el que escucha escoja lo que desea sentir. Y solo guarde silencio que fue marchitando amores, mientras guardaba en el alma las heridas sin rencores, creando llagas profundas que destilaban la hiel que manaba por mis ojos al pensar en soledad. Soy culpable señor juez, culpable de enamorarme, de ser como hoja al viento que se la lleva la brisa, de ser como manantial al que manara a veces risas y en otras un triste llanto. Pero han sido mi vida. Condéneme a revivirlo, una y mil veces si quiere para que aprenda a cambiar, pero Le Puedo jurar, que las viviré yo igual.
Vicente J Gil Herrera