Siempre pensé que era y soy un poco loco. Creo que de ahí, estar tantos años sin publicar mis escritos. Aunque ahora, cuando me he decidido a hacerlo, estoy viendo que hay algunos más.
¿Eres cuerdo o loco? Solo tú lo sabes, ya que los otros locos, siempre piensan que son los demás los que están.
EL ESCRIBA LOCO
Me gusta escribir con palabras sencillas, de esas que describen el pensar, sentir y las emociones de quien ama, sufre, piensa o reflexiona. Además, no sé hacerlo de otro modo, ya que me considero el escriba de lo que le dicta una mente alterada y calenturienta, que haciendo de traductora me intenta poner palabras que le comparte un corazón con palpitar alocado al sentir las sensaciones, que un alma loca de amor, le va induciendo al instante que vive y así le va marcando su ritmo. A veces, cuando todos se coordinan, tengo que cerrar los ojos y abandonarme escribiendo, ya que por más que lo intento no consigo que me crezca ese pequeño intelecto que me pusieron de herencia. Y les juro que me esfuerzo, pero al final lo comparo con un pequeño Bonsái, que con millón de cuidados y muchos años que pasen, siempre estará condenado a reducido tamaño, pero tengo la esperanza de que crezcan mis raíces y sirvan como sustento a esos escritos que nacen en mis raptos de locura. Aquellos que si estoy cuerdo me memoran aventuras, los avatares vividos, aquellos amores muertos que permanecen tan vivos escondidos en ensueños que viven en mis recuerdos. ¿Olvidar? Nunca podré. Si yo vivo de remembranzas, las respiro cada noche cada vez cuando me acuesto.
Así, la traductora febril, intenta con desenfreno ir transmitiendo palabras que un alma loca y sensible, le cuenta a mi corazón para cambiarlo de ritmo y suene como un tambor. Yo como loco poseso, voy describiendo con letras todo aquello que percibo, y en caso de confundirme hacen que sufra mi cuerpo, con arritmias o temblores, con desvaríos inciertos, con insomnios, pesadillas y a veces malos recuerdos. Entonces, por no sentirlos, escribo como un obseso, olvidándome las rimas y no midiendo los versos. Solo plasmo sentimientos, que a veces son del presente y en otras son de recuerdos, o cosas que me contaron unas personas que quiero. Por eso, me considero un escriba que al dictado va plasmando sentimientos.
¿Loco o cuerdo? No lo sé. Solo intento yo alcanzar ser el sentimiento escrito que cualquiera que lo lea, pueda llegar a entender. Pueda alcanzar a sentir y entrando en su corazón logre percibir que es suyo. Los plasmo para las gentes, no lo hago para sí, ya que saliendo de mí, dentro quedan sus raíces mientras me toque vivir.
Vicente José Gil Herrera