En un importante momento de mi vida, una mujer me comentó que le había enseñado mucho, a lo cual intenté contestarle con este pequeño pero sentido poema, en el cual quise decirle, que a pesar de que ella admiraba muchas cosas en mi, yo había aprendido tanto de ella como le hubiera podido enseñar, ya que si algo debe tener el ser humano es la humildad de aprender.
¿ENSEÑARTE O APRENDER?
Me has enseñado que existo,
que sigo vivo por dentro,
que nunca pesan los años
si nace un amor nuevo.
Pienso que a cambio algo
he conseguido enseñarte
hacer que tiemblen a ritmo
los sentimientos y carnes.
Me enseñaste que en la vida
siempre nace un nuevo día,
que la esperanza es un río
que nunca debe acabar.
Te enseñe que el sentimiento
es mas fuerte que la edad,
que si cerramos los ojos
empieza la marcha atrás.
Me enseñaste tu ternura,
tus sentimientos, tus dudas,
mas al libar de tus labios
yo supe lo que es dulzura.
Te enseñe que en el amor
no deben haber las prisas,
que con ternura y caricias
se llenan todos los tiempos.
Me enseñaste tus temores,
a cambio de mis amores,
me diste tu la dulzura
a cambio de sentimientos.
Y cuando mucho lo pienso,
al final tengo una duda
¿Me enseñaste, te enseñe?
Y tan solo algo comprendo
nos enseñamos los dos.