De mi libro MI AMIGO JOSÉ en Amazon
LA ANCIANA
PRIMERA PARTE: 1/3
Con frecuencia solíamos a pasear José y yo por las calles, plazas y jardines de Madrid, preferentemente los domingos en la mañana y si yo tenía dinero invitaba a José a unas porras (churros) con chocolate, aunque no siempre lo podía hacer, y yo no permitía que el pagara, ya que vivía de una exigua pensión de militar, y eran muchos los gastos que tenía, tales como alquiler de su piso, luz, agua, portería, gas, comida, artículos de limpieza y otros, y el intentaba ahorrar los posible para que le llegara a fin de mes. Y además en muchas ocasiones me invitaba a desayunar, comer o cenar. Bien es cierto que cuando yo compraba alimentos, los aportaba a la casa para que pudieran ser usados, pero había observado que si no insistía, José se abstenía de utilizarlos.
Ese día, como muchos otros, salimos a las 10 de la mañana con rumbo al Parque del Retiro, nos agradaba pasear por sus calzadas, caminos y senderos y observar la naturaleza mientras José me obsequiaba con algunas de sus clases magistrales, aunque las impartía en forma de amenas charlas. Hacia frio, y aunque el sol pugnaba por salir en el horizonte, una fina niebla se expandía por todo Madrid, impidiendo que los rayos de sol cumplieran con su voluntad de calentar la tierra, las plantas, animales y personas. Al pasar próximos a la Puerta de Toledo, la observamos imponente, majestuosa como siempre, y rodeada por un extraño halo de misterio que la envolvía en una capa de niebla, dando la sensación que surgiera de las tinieblas. En lo alto. Se adivinaban, más que se veían, las figuras de guerreros pertrechados con sus armaduras y las banderas que parecían ondear al viento a pesar de ser de piedra. Mirando a José le dije:
V ─Es impresionante. ¡Que cantidad de trabajo lleva ese monumento!.
J ─Eran otros tiempos y otras circunstancias. Hoy realizar esa obra costaría un potosí. Sabías que La puerta de Toledo era una de las puertas de acceso a la ciudad de Madrid y que anteriormente hubieron otras tres puertas llamadas de Toledo en las cercanías. Esta data del primer tercio del siglo XIX y fue diseñada por el arquitecto español Antonio Aguado, y se encuentra enclavada en el centro de la Glorieta de la Puerta de Toledo con jardines centrales que obligan a los vehículos a girar en semicírculo, permitiendo el acceso de distintas vías. Se erigió como un arco triunfal en honor del rey Fernando VII en conmemoración de la independencia española al terminar la ocupación francesa.
Y es la última puerta monumental erigida en el antiguo recinto de Madrid. Se construyó entre los años 1813 y 1827, y la guerra del 36 causó estragos en ella, ya que nadie se preocupaba de salvaguardar los monumentos, y por efecto de las inclemencias del tiempo, el humo de los autos y las calefacciones, ya está pidiendo a gritos que la restauren, pues en este estado se degenera más rápidamente. Por su ubicación en la ciudad da acceso desde el centro de la misma por la calle de Toledo al Camino Real de Andalucía, y cruzando el cauce del río Manzanares por el puente de Toledo y los Carabancheles en los llamados caminos del sur de Madrid.
V ─Sinceramente no lo sabía.
Continuará