MUSA DISTANTE
Por lo general, el poeta escribe sobre amores y desamores, sobre cosas cotidianas, e incluso sobre amores inalcanzables o soñados, y a los que quizá erróneamente llamen platónicos, ya que estos son algo más que inalcanzables encerrando un mundo de conocimientos sobre quien los despierta. Y cuando escribe sobre una Dama, se suele tender a pensar que está enamorado de ella. Craso error en ocasiones, ya que hay poetas que escriben sobre la Virgen, y nadie piensa que puedan estarlo. Sí, que sienten devoción, fe y que es la base de sus creencias, y una muestra de admiración.
Pero una musa, puede ser alguien admirado, alguien que despierta tu inspiración, y no solo por su belleza, que también. Pero no solamente esa belleza física, es la belleza del alma, su serenidad, su cadencia al hablar, su comportamiento exquisito, su señorío. Un conjunto particular de actitudes y virtudes, que despierta una inspiración etérea, que sin quererlo te incita a escribir, a plasmar unos sentimientos de admiración y respeto, al sentir la sensación que estas ante una DAMA especial.
El ensueño del poeta
es que cerrando los ojos,
acuda rauda a su mente
una imagen que sin serlo,
despierte su inspiración.
Son retazos de recuerdos
que en forma casi fugaz,
hace que su mente sienta
algo más de lo que vio.
Una sonrisa sin rostro,
la gracia de aquellas manos,
una sonrisa sincera,
unos ojos que lo miran
del fondo del corazón.
Una mirada cansada
de larga vida vivida,
mas con brillo de esperanza
que nunca será extinguida.
Unas palabras serenas
que dejan el alma en calma.
Una experiencia vivida
que se refleja en su cara.
La paz de buena conciencia,
de una bondad arraigada,
tan dentro que con raíces
tiene fijada su alma.
Ay poeta, ay poeta.
Que buscas la inspiración,
cuando la tienes guardada
dentro de tu corazón.
Y se te arraiga en el alma
como energía que fluye
cual un manantial naciente
al recordar la visión.
Musa distante, intangible,
que dictas inspiración,
a los sueños de un poeta
que escribe con ilusión.
Vicente José Gil Herrera