PAJARILLO CANTOR

PAJARILLO CANTOR

A veces nos enamoramos de alguien que no nos corresponde. Esa persona nos ofrece amistad y nosotros la confundimos con indicios de amor, y cuando llega el momento de afrontar la realidad, nos sumimos en tristezas que incluso hacen llorar. Se mueren las ilusiones al afrontar la verdad. Es dolor fuerte y profundo que debemos encajar, en silencio, sin regaños, sin culpar a la otra parte y si recriminarnos a nosotros. El corazón es así.

 

Un ruiseñor que cantaba

en lo alto de una rama,

siempre que alguien pasaba

en su canto se callaba.

Más acertara a pasar

una hermosa y triste dama,

que en lo profundo del alma

se le notaba un pesar,

aquella triste mirada

sin luz y siempre apagada,

al ave la entristeció

y conmovida en el alma,

sin quererlo le canto.

Después de mucho pensar,

de luchas en su interior,

de pensar sobre el pesar

que el canto ya le causo,

miró la figura opaca

que la tristeza le daba

a aquella que bella dama

en el fondo adivinaba,

y sin poderlo evitar

un gorgojéo que oculto

en solitario cantaba

a la dama regaló.

Ella le escucho extasiada,

prestando tanta atención

que cada tarde cantaba

e iba naciendo un amor,

tanto y tanto le escuchaba

que hasta su casa voló,

para cantar a la dama

siempre su hermosa canción.

Más que tristeza profunda

sintiera aquel pajarillo,

que un día cuando llegó

cansado de tanto vuelo,

quiso cantarle a su dama

pero azarada en quehaceres

la dama no le escucho;

voló buscando una rama

que le diera soledad

y acurrucado en silencio

meditó su soledad.

 

 

 

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