¿Por qué a mí?
Con frecuencia escucho esa expresión, que transmite una mezcla de rebeldía, envidia, impotencia y hartazgo, ya que la persona piensa que le toca todo lo malo a ella.
Yo caminé medio mundo, y he visto tanto dolor, tanta tristeza, necesidades sin límite, en esas gentes sencillas que careciendo de medios soportan estoicamente. Que parece estar dejados de la mano de ese Dios al que le claman ayuda, que a veces solo grité “Por qué a ellos” Y he olvidándome de mí, como iba a recordarme si estaba viendo a algunos niños morir, ancianos abandonados, enfermos sin medicinas, gente pidiendo limosna para poder subsistir.
Y me callé por prudencia, con ganas de contestarle, venga conmigo y le muestro lo que en verdad es sufrir. Se vinieron a mi mente situaciones que he vivido, y pensé, aunque les muestre el ejemplo, no creo que lo comprendan, y recordé una vivencia.
Un día, estando en Puerto Ordaz, vino a visitarme un conocido. Era odontólogo y acababa de llegar de España. Según él quería conocer Venezuela, a sus gentes y costumbres. Y me pareció que una forma de hacerlo, y que conociera la verdadera gente del país, era acompañarlo a un poblado indígena, ya que esos son los verdaderos nativos de Venezuela. Buscamos una curiara que nos transportara por el Orinoco y después de varias horas llegamos al poblado. Yo me quité la ropa como siempre hacía cuando iba a visitarlos y la me ti en una bolsa que luego cubrí con ramas y hojarasca para que no se la pudiera llevar algún animal. Le invité a que hiciera lo mismo, explicándole que era el modo de intentar llevar la menor cantidad de infecciones. Él se negó, pero aun así lo llevé. Al verme fue toda una fiesta, ya que además de ser amigos, siempre les llevaba algún regalo. El odontólogo, su primera expresión fue ─ “¡Como viven, que incultos!” ─Lo miré con desagrado y le dije: ─El inculto eres tú, los cultos acá son ellos. Si me marcho y te dejo, diciéndole que no te asistan, te garantizó que antes de mañana estás muerto. Cultura no son los estudios. Cultura es la adaptación al medio en que se vive.
Pedí disculpas al jefe del poblado y me marche con el tipo. Ya que si hubiera esperado lo hubiera dejado allí.
El egoísmo nos ciega y pensamos en nosotros. Esa gente “pobre gente” nunca alcanzará a entender, que todos sufrimos cargas. Y muchos, más que nosotros.
Vicente José Gil Herrera