Está poesía está dedicada a una gran señora. Una dama de las de antaño, que si la lee, estoy seguro que sabrá que es para ella. Aunque sería mi deseo, que muchas mujeres se vieran reflejadas, al menos en parte. Sería señal, que esta sociedad no se encuentra totalmente abandonada de elegancia, saber estar, dignidad, cortesía, educación, y un sinfín de valores que se van perdiendo en esta horrible modernidad.
SEIS ROSAS PARA UNA DAMA.
El regalar una rosa, es signo de admiración,
de cumplimiento festivo cuando estas en Cataluña,
o signo de demostrar que se conserva el amor,
y en ocasiones tal vez, que se quiere enamorar.
Cuando se trata entre dos y cinco,
es el recuerdo de años que se llegan a cumplir,
aniversarios de novios, de bodas o nacimientos
de algo que se recuerda y se da la cantidad.
Una docena de rosas, es signo de cumplimiento
cuando se quiere mostrar un agasajo, quizá,
a quien acaba de dar una vida a este mundo,
acaso, intentado agasajar a quien conoces muy poco.
Pero un ramo de seis rosas, representa la amistad,
el reconocer cordial, el respeto a hermosa Dama
no queriendo demostrar opulencia indeseada,
La primera es el respeto.
La segunda la amistad.
La tercera es agradar
La cuarta el reconocer a una Dama de verdad.
La quinta es la expresión de que admiras.
La sexta, es como junio, con calor y con templanza,
y que pone el colofón para esa hermosa amistad
al entregarle presente de incitar la inspiración.
El poeta ser extraño, que se extasía ante una flor.
¿Cómo no sentir extremos ante tan bello candor?
Vicente José Gil Herrera