UNA HISTORIA REAL

UNA HISTORIA REAL.

 

En una España de la postguerra. En la que podemos datar una fecha de comienzo en el año 1939, pero su final es incierto, ya que en muchas zonas duró tanto como la dictadura.

 

En Extremadura (España), había una línea de autobuses llamada LEDA. Uno de sus recorridos era entre Badajoz y Barcarrota. Cuya distancia es de aproximadamente 50 kilómetros. Con un tiempo de recorrido cercano a las dos horas.

 

En esa época, solamente había un autobús cada varios días y además de llevar pasajeros transportaba la paquetería y encargos. Iba parando en todos los pueblos del itinerario dejando y recogiendo pasajeros y paquetes, y si no cabían en el interior, procedían a subirse en la baca ubicada en el techo del vehículo.

 

Pues bien, estando cerca de las fiestas de Semana Santa, un día, ya desde la salida de Badajoz estaba lleno el pasaje, y un estudiante de medicina que regresaba de Madrid e iba a pasar las vacaciones en su casa, se subió a la baca. Se puso cómodamente sentado en un ataúd que llevaban al pueblo para enterrar a un vecino fallecido. Y cuando el autobús llevaba pocos kilómetros de recorrido, comenzó a llover en forma copiosa. El estudiante para no mojarse, ni corto, ni perezoso, se metió dentro del féretro y se quedó dormido.

 

En la Albuera, una población del camino, subieron más personas a la baca. Y ya llegando a Barcarrota, el estudiante se despertó y para ver si llovía, levantó ligeramente la tapa y sacó la mano. La estampida fue general. La baca del autobús quedó casi desierta, ya que muchos de los que iban en ella saltaron con el vehículo en marcha. Posteriormente, dicen que el estudiante fue médico en el pueblo.

 

Vicente José Gil Herrera.

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